El aparato que late (selección)

Por: María Antonia León

Arte por: Camila López

 

Genética

Un velero en un charco lácteo, limpio

en el centro del mundo palpitando, amanso

reproduzco el sol

universo por universo.

 

De Freud ya heredé dos, tres angustias;

de San Agustín, Balzac, Santo Tomás,

de todas las religiones,

asco de mí misma.

 

Soy mujer, una llaga abierta por donde sale el mundo

Hasta el mundo.

 

 

Contorno de gravedad

Padece estrechez de párpados,

y en consecuencia,

no puede ver al tigre en los ojos de las masas.

 

Ha perdido gravedad,

el diente desencajado de la noche

ya no gime

y se conforma

con la movilidad que necesita

para escurrir las últimas llamas.

 

 

 

Maquillaje

 

Solo somos un rostro que ha pasado.

Luz Mary Giraldo

No había anatomía

ni polinomio terror

ni dilatación fervor

no florecer

no mugre en molde

ni miedos en montonera

no había mancha:

todo el suicidio

estaba adentro.   

 

 

Concepción

Alas se hicieron

del gélido retazo de tu cuerpo y de mi cuerpo

exprimidos de antiguas cepas,

dicotomías chupadoras de lenguaje.

 

Alas se hicieron

de nuestra mutua especulación,

lacerada de mitos.  

 

Abiertas alas se interpusieron,

regurgitaron su asombrosa sanación,

su acorde ciego.

 

Alas se fusionaron en líquido,

armaron almas,

tan hinchadas en las placentas

que solo es cuestión de tiempo

para que sean expulsadas

de su falso paraíso.

 

 

Manual de instrucción suficiente

Tu casa blanca y tu jardín tranquilo dejaré

Para que sea la vida deshabitada y clara.

Ana Ajmátova

Hablamos pero había una alerta gris

pero la gestación pero los óvulos

nadie más quiso comernos así pretendes

que te delate en silencio que te lo explique

no hubo manjar no hubo plato buscaste

en los cajones de plata de los rincones.

 

Si hubieras leído a Lispector tendrías rebaño

pero eres intelectual de esos silentes

de esos que hablan de Dios y los colombianos

como si fueran fichas de lego o fósforos mojados

debajo de la pipa donde el gas oliendo a gas

un día de estos podría permitirnos el suicidio

donde el sueño oliendo a sueño oliendo a vino calentado.

Me miraste pero no me miraste pero me miraste

nunca supiste leerme en esos silencios

porque había una mala cepa una mala cepa una mala torta

y había que repetir para la memoria

escribir dos veces dos para dejar todo esto consignado

en tu memoria de los juzgados.

 

Me buscaste para ser tú para ser más tú para creer que eras tú

para escribir el divino tú el yo

el yo que no es yo es tú me hablaste

para enseñarme que las palabras eran maneras

para educarme en que los desviajes eran el nombre

para los duelos

para decirme que era tu forma que tu manera que tu estrategia

para aleccionarme con tus ovulaciones inmaculadas

tus menstruaciones tus maneras de menstruación

tus senos doliéndote con el rozar de las frazadas de las noches

tus maneras de ser mujer de ser hombre de ser mujer entendías.

 

Entendías que ser yo la que escribe era muy fácil

dejar abierta la regadera abierto el botón

era fácil permanecer en esta orilla donde la monogamia

pero la infidelidad pero la monogamia

es más posible que en ese lado de ese lado

luego me explicaste que había perdido

aunque yo había ganado había perdido

porque solo tú sabes de esas maneras y esas constancias.

 

Hablamos pero tú no habías leído a Pizarnik

era imposible explicarte lo del estado de gracia

y que Alfonsina tuvo que hundirse en el mar

porque su fuente aleteada de aves se le inundó.

 

 

Selección realizada del poemario El aparato que late (2021), publicado por la Editorial Domingo Atrasado.