Yo no sería policía ni soldado

no podría abrazarte con un uniforme puesto

ni caminar contigo sabiendo que he herido

                                los ojos de los pájaros

 

Yo no sería policía ni soldado

no les pegaría patadas a los perros

para que me hicieran caso

ni encerraría a los amigos del barrio

que fuman marihuana en el parque

 

María, jamás dispararía un arma

para demostrarte que te amo

ni les pondría esposas a los subversivos

que miran el cielo y sueñan

con quemar todas las banderas

que cuelgan en la Casa de Nariño

 

Sería incapaz de tumbar una puerta ajena

para allanar la casa de una familia

que trafica libros de Fernando Molano

o quitarle las colombinas rojas

al hombre que vende dulces en la esquina

 

Yo no podría ser policía ni soldado

y caminar por las montañas, las cordilleras

y los páramos perdidos entre la neblina

cantando el himno nacional

acariciando con miedo mi triste fusil

esperando la noche para hacer

grandes huecos en la tierra

y callar el canto de las mujeres

sentadas frente a verdes campos de cebollas

 

María, no podría mirarte a los ojos

después de haber desalojado a los niños

que jugaban a las escondidas en el parque

ni limpiar con calma mis manos

acostumbradas al relinchar de caballos tristes

 

Yo no sería policía ni soldado

porque no podría leerte poemas

y al mismo tiempo defender un país

que hace siglos no cree en el amor

 

por eso, María, soy poeta

y sobre nuestra piel negra

−esa única patria que tenemos−

canto con todas las voces calladas

que ahora descansan y brillan bajo el sol.